miércoles, 29 de marzo de 2017

De la tan olvidada Dignidad Humana

Autor: Teresa Da Cunha Lopes*

Título: De la tan olvidada Dignidad Humana


Morelia, Mich. 29 de Marzo 2017.-La relación entre globalización, mundialización económica, sociedad de la información y derechos humanos es una relación compleja, llena de claros- oscuros. Una relación que vivimos en carne propia en el cotidiano, una relación que coloca retos a los cuales el derecho y las sociedades tienen que responder.

En la globalización y, en particular en el fenómeno específico de la sociedad de la Información es evidente el debilitamiento de la posición del individuo (ciudadano o no ciudadano) que supone el hecho de que las fronteras estatales sean cada vez más difusas en el actual contexto deslocalizado, transnacional y difuso.



Ahora bien, como contrapartida en clave positiva destaca el hecho de cómo la internacionalización de los derechos y de sus mecanismos de protección ha servido para que la soberanía estatal deje de ser utilizada como pretexto para considerar a la protección de los derechos únicamente como un asunto interno de cada Estado.

Si en la dinámica de integración internacional de los Estados, los centros de poder y efectiva toma de decisiones se alejan cada vez más del individuo, éste tendrá cada vez más difícil reclamar y hacer valer de modo efectivo sus derechos y libertades.

Así las cosas, cuando el Estado muestra su limitación e impotencia hasta el punto de no poder garantizar los más elementales derechos, resulta perfectamente comprensible que el ciudadano se retire a la pasividad de vida privada o que, en su opuesto, procure satisfacer por sí mismo lo que en la sociedad civil no encuentra y lo que el Estado tampoco le proporciona. En esta idea se encuentra, al menos en parte, la explicación al preocupante y complejo proceso de radicalización al que nos está tocando asistir o la justificación del que en su momento he llamado de ” solución pragmática “, o sea de lo que fue el levantamiento en armas de las autodefensas en Michoacán.

Ante esta situación compleja, frente a los inmensos retos que enfrentamos, tenemos que hacer una pausa reflexiva y regresar a los fundamentos, a la raíz, al imperativo ontológico de la dignidad humana. Recolocar, en su posición central, paradigmática, la fuerza del reconocimiento jurídico del principio de la dignidad en los diversos corporii iura, considerado como el motor civilizacional por excelencia.

El fundamento del reconocimiento de los derechos humanos por parte de los ordenamientos jurídicos se halla en la idea de la dignidad de la persona. Pero… ¿qué se entiende por dignidad de la persona? ¿Cuáles son las consecuencias de su reconocimiento? Estamos ante un concepto que supera los límites del ámbito jurídico, para participar también en los ámbitos filosófico y ético.

Fue Kant quien secularizó el concepto de dignidad: la dignidad del hombre, según él, deriva de su absoluta autonomía, de ser el hombre un fin en sí mismo. En todo caso, el que los ordenamientos jurídicos nacionales reconozcan la dignidad, no quiere decir que ésta exista sólo allí donde el derecho la reconoce, y en la medida en que la reconoce.

La dignidad forma parte esencial de la persona y, por tanto, es previa al Derecho. La persona, por el hecho de serlo, está dotada de dignidad en razón de su personalidad, y viceversa, en todo momento de su existencia. Pero, además de esta dimensión estática, cabe contemplar la personalidad en sentido dinámico: desde el comienzo de la vida, y a todos los niveles, la personalidad se va realizando, desarrollando, perfeccionando en el tiempo. El desarrollo de la personalidad no puede tener lugar si no se reconocen y respetan los derechos inviolables inherentes a la persona en razón de su dignidad.

En consecuencia, la violación de los derechos inviolables no sólo es un ataque al desarrollo de la personalidad, sino a la personalidad misma y, por tanto, a la dignidad.

Todo esto nos permite formular una serie de características de la dignidad de la persona:

1.-Puesto que la dignidad se debe a la pertenencia al género humano, cada persona es igual en dignidad a cualquier otra, sin discriminación alguna

2.-La persona conservará su dignidad desde el comienzo hasta el fin de su vida, en cualquier circunstancia, y cualquiera que sea su conducta.

3.-En el caso de conductas denigrantes, la dignidad de quien así se comporte podrá entenderse menoscabada, denigrada o vulnerada. Pero, al ir íntimamente unida a la condición humana, ni puede desaparecer su núcleo esencial, ni puede dejar de ir acompañada de los derechos inviolables del hombre en cuanto ser humano.

4.-Todo ser humano, en cuanto persona, goza de una personalidad, que, al mismo tiempo, proporciona unas características diferentes de cada uno. Los derechos inviolables inherentes a la dignidad de la persona podrían resumirse en el derecho al reconocimiento y a la realización de la propia personalidad.

5.-El Estado no puede desconocer los derechos inviolables e inherentes a la dignidad humana: será misión del ordenamiento jurídico garantizar su respeto, tanto en las relaciones entre los poderes públicos y las personas, como en las de éstas entre sí.

De ahí que se pueda añadir la necesidad de un entorno de libertad y justicia para que las personas puedan vivir conforme a su dignidad y ejerciendo plenamente su derecho al libre desarrollo de la personalidad. Entorno que tiene que ser construido de forma progresiva, teleológica.

Pero tal no será posible si claudicamos (u optamos) por un medioambiente en que la Justicia pierde el Alma, los partidos abandonan el objetivo de la solidaridad social y las administraciones olvidan la ética del servicio público.

*Teresa Da Cunha Lopes, Investigadora del CIJUS /UMSNH, especialista en Derecho Comparado, SNI nivel I

jueves, 23 de marzo de 2017

Hablar REALMENTE de jubilaciones

Autor: Teresa Da Cunha Lopes

Título: Hablar REALMENTE de jubilaciones




Resumen: El problema de las jubilaciones y de las pensiones es un lío monumental nacional, no es ni estatal, ni particular a una institución. La cuestión central de las jubilaciones es compleja, tiene implicaciones sociales y laborales profundas, altamente técnico y, necesariamente tendrá que aterrizar en una negociación política. No en una imposición. Así que, dejemos el chantaje, la ocurrencia, el ultimátum y, hablemos, realmente, de las jubilaciones en un marco nacional y para todas las universidades.

Palabras-clave: jubilaciones, pensiones, UMSNH

Morelia, Mich., 23 de marzo 2017.-El problema de las jubilaciones y de las pensiones es un lío monumental nacional, no es ni estatal, ni particular a una institución. Mucho menos, específico de una sola Universidad. Así, que debemos empezar a debatirlo como tal y buscar soluciones nacionales, articuladas y, después de un debate serio. No soluciones de “campanario”, amañadas en “foros ” de 10 minutos, en que tres o cuatro diapositivas, echadas al vapor de una coyuntura de chantaje, simulan pragmatismo y crean el espejismo de la participación.

La primera cuestión que debemos colocar es si queremos (o no) un “Estado social”. En seguida, y solo en segundo lugar, cómo se financia ese “Estado social”.

Es evidente que, en México, el simple concepto de ” Estado social ” (y aún más, el de “Estado del Bienestar” (1)) es considerado una blasfemia. Los gritos de los pseudo ” indignados” histéricos porque, paso a citar, se “destinan 1, 9 % del PIB ” (pensiones públicas y 3,9% estatales) a las pensiones y jubilaciones de personas que trabajaron con dignidad durante toda una vida, recursos que ” deberían ir a las secretarías de estado” (o sea, a alimentar maquinarias políticas), nunca hacen mención de que México está muy por abajo del promedio, que es 7,9% del PIB, de los otros países de la OCDE.

En concreto, Italia dedica un 15,8%, Francia el 13,8%, Austria 13,2%, Portugal 13%, Eslovenia el 11,4%, Polonia 10,8% y Alemania 10,6%.
Así que vayamos viendo cómo fortalecer el sistema de pensiones y de jubilaciones, en particular para tener una cobertura universal y no segmentada, que nos acerque al nivel de protección promedio de los países de la OCDE.

Deberíamos mirar a Francia y Alemania no al vecino del Norte para las cuestiones de protección de los DESC y no imitar opciones ideológicas de ” des -protección “.

O sea, debemos colocar el debate de la cuestión de fondo en un contexto paradigmático anclado en la protección y, en una perspectiva de Reforma nacional de las jubilaciones y de las pensiones que pase por propuestas que se decantan por pagar parte de las pensiones con impuestos como una de las formas menos dolorosas de garantizar las prestaciones futuras. Que se aleje del funesto ” parche” de las Afores.
Porque hay que ser realistas, no existe solución interna y particular a la UMSNH. Ya que, de plano ninguna” Reforma estructural” estatal o solamente universitaria puede solucionar el problema de la pirámide demográfica invertida. Podemos aplicar un poco de cosmética durante un año o dos años, pero al final del día, la cosmética es lo que es: una fantasía, un pase de ilusionista.

El colocar el problema en una perspectiva nacional (y la solución al mismo también), con opciones de financiamiento a través de la fiscalización indirecta (una posibilidad entre otras) tendría la ventaja de permitir bajar las cotizaciones y asegurar las prestaciones.

Claro que se necesitaría de un cambio de paradigma, de dejar un sistema fracturado en múltiples regímenes que dejan de fuera a mitad de los mexicanos y que no garantizan -a toda la población activa que cotiza – que las prestaciones futuras no serán menores o, inclusive, inexistentes. Pero, tal debe ser enunciado, tal como ya lo refrendé en el párrafo de apertura, en un cuadro nacional. Y, en un paradigma que valora el valor social de las jubilaciones, enmarcado en el paradigma de la justicia redistributiva. Priorizar el valor social de un derecho laboral, en el siglo XXI, debería ser siempre considerado “erga omnes”, nunca un “peso actuarial” y, mucho menos una “carga indeseable”. Estamos lejos de los tiempos, en que tal como en la película de Shohei Imamura, “La Balada de Narayama”, a los viejos se les abandonaba en la montaña para morir a la intemperie. (2)

Por veces, en redes sociales, circulan frases y/o imágenes interesantísimas. Hace una semana, encontré una que transmitía una enorme verdad (traduciendo del inglés):” Los derechos fundamentales no son como un pastel ” en que, si unos reciben una “rebanada”, no queda nada para los otros. Yo, añadiría que “la economía no es una suma cero”.

En consecuencia, que otros accedan a esos derechos, tal como jubilación, pensión, subsidio de paro, etc, no disminuye ni tú derecho ni tú capacidad de ejercicio del mismo. Al revés. son campos de protección social que deben ser transformados en universales y que deben de ser considerados como progresivos, nunca como regresivos.

Esto pasa, precisamente con la cuestión de las jubilaciones en la UMSNH. El hecho de que existan derechos laborales que son ejercidos porque se luchó para garantizar su existencia, debería fortalecer otros colectivos y a todos los individuos en su lucha por el ejercicio efectivo del derecho a una jubilación digna. Las conquistas laborales de la UMSNH, mucho inferior a lo que es normal en un Estado del bienestar, deberían ser consideradas como referente para la lucha por los derechos laborales de sectores históricamente abandonados por la falta de un paradigma político basado en la cohesión social.


No, crear hordas de pseudo ” indignados” que al atacar los pocos espacios de ejercicio de derechos fundamentales (entre otros, los laborales) producen el ambiente de complicidad crónica que permite que millones sean marginados y sometidos a una explotación sin frenos.

Es altura, también, de introducir al debate la importancia de la fundamentación ética de las políticas públicas para la seguridad social desde la perspectiva de la justicia intergeneracional, tal como lo colocan diversos especialistas, en particular Ribeiro Mendes, ex-Secretario de Seguridad Social de Portugal(3).

¿Cuál debe ser la seguridad social, tanto para las generaciones actuales que financian y que desean seguir disfrutando de la protección social y de la protección en la salud, como en especial para las generaciones futuras, a la que vamos a legar todo lo bueno o malo que hemos hecho, de forma a que puedan mantener expectativas de un nivel de vida digno con igualdad de oportunidades ?

Entonces, sólo entonces, estaremos realmente hablando sobre la cuestión de las jubilaciones. Esta conversación que debemos tener a nivel nacional, por su complejidad y por la necesidad de estar enmarcada en una política nacional y una visión nacional es, como todos lo sabemos, un debate que tendrá que quedar para el siguiente sexenio.

No puede ser, tal como no lo quieren imponer, ni una ocurrencia política, ni un tema tratado en tres foros y dos sesiones de un Consejo universitario. Y, mucho menos, rebajado a un asunto que parece nacer de la “insoportable levedad del ser “de quién se despierta una mañana y, en vez de exclamar “¡hoy me compro unos zapatos Louboutin!”, grita alegremente, “¡pues, hoy quiero una reformita en la Michoacana…!”
El problema es que reformar el sistema de jubilaciones no es lo mismo que comprar Louboutin en el catálogo de Farfectch.

Es mucho más complejo, con implicaciones sociales profundas, altamente técnico y, necesariamente tendrá que aterrizar en una negociación política. No en una imposición. Así que, dejemos el chantaje, la ocurrencia, el ultimátum y, hablemos, realmente, de las jubilaciones en un marco nacional y para todas las universidades.


NOTAS

(1).-Spicker, Paul. Welfare States, An introduction to Social Policy, Consultado en http://spicker.uk/social-policy/wstate.htm el 21 Marzo 2017
(2).- Imamura, Shohei- 楢山節考: Narayama Bushiko, 1983
(3).- Ribeiro Mendes, Fernando. Segurança Social: o futuro hipotecado, in “QUESTÕES SOCIAIS – POLÍTICA E SOCIEDADE”, numero 9, Enero 2011,Lisboa